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La Cordillera, una película con pocas cumbres

  • Agustina Chicote
  • 12 sept 2017
  • 2 Min. de lectura

No soy mucho de ver películas y ni me acerco a ser una cinéfila. Pero cuando escucho que un estreno es una bomba, soy la primera en sacar una entrada. Y eso es lo que pasó con La Cordillera: con actorazos como Ricardo Darín, Érica Rivas y Dolores Fonzi, uno puede llegar a pensar que la película es imperdible. La verdad, no es fundamental.

La trama gira en torno al Presidente argentino, Hernán Blanco, interpretado por Darín. Él mismo es un “hombre común” que empezó siendo intendente de la capital de La Pampa. Los medios de comunicación hacen su parte y se encargan de descalificarlo exclamando su leve accionar y su bajo perfil. Se le presenta una oportunidad única de refutar a las noticias: una cumbre petrolera en Chile con los demás representantes de la región.

La historia, aparentemente tediosa y demasiado política, se torna más interesante con la aparición de Fonzi, quien interpreta a la hija del presidente, una mujer que no está para nada de acuerdo con el trabajo de su padre y sus negocios oscuros, y cuyo ex marido denuncia a Blanco.

En el ínterin la historia se va desarrollando con esos dos aspectos, las relaciones entre los distintos países y el intento del presidente de comprar el silencio de su hija. Con charlas políticas largas y casi insoportables, aún le queda la esperanza al espectador de que la historia con la hija tenga un cierre que merezca aplausos. Pero el final es decepcionante.

La película estuvo muy bien armada en lo que a escenas se refiere. Imágenes impactantes de la Cordillera de los Andes, enfoques equilibrados. El toque tiraba más hacia un estilo europeo, con tonos fríos y duros.

¿Recomendación? Si te gusta la acción, las tramas con picos altos de emocionalidad, la buena ficción, no vayas. Si preferís el cine más relajado y monótono, podés sacar la entrada. 2 estrellitas para la película.

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